31 de marzo de 2020

PAULINA DIARIO

Querido diario:

Hoy me he levantado, he desayunado y me he dado una ducha tranquilamente, como todos los días desde que estamos confinados; porque yendo a trabajar es más difícil eso de la tranquilidad, ahora es cuando puedo aprovechar para hacer las cosas tranquilamente, sin horarios, sin prisa.

Después he encendido el ordenador y... ¡cuántas cosas por hacer! Menos mal que no hay prisa, que si no me hubiera dado algo. No hay problema, lo que tengo ahora es tiempo, pero se me olvida, porque mi cerebro se tiene que adaptar a esta nueva manera de vivir. Como te iba diciendo, me he puesto al ordenador cuando ha querido encenderse, he preparado algunos test de cálculo, he revisado lo que los niños me han mandado para publicar en el blog, he estado hablando con Borja sobre cuáles van a ser las próximas actividades que hagamos, he mandando correos a los niños para que se conectasen a snappet... entremedias me he escapado un ratito para preparar la comida; y he seguido trabajando en el ordenador mientras vigilaba la comida no sea que se pegase. Cuando ha llegado la hora de comer lo he dejado todo y me he ido con mi familia.
Durante la comida; que ahora hacemos todos a la vez (parece que siempre es fin de semana) hemos estado charlando de todo un poco y del coronavirus, también.

Por la tarde he descansado un rato, he estado trabajando otro rato y luego me ha tocado planchar lo que tenía lavado; pero de vez en cuando le echaba un vistazo al ordenador para poder enviar las claves a los que las solicitaban o poner alguna entrada en el blog. He visto un rato la televisión y después de una cena con sobremesa, porque no hay que madrugar tanto al día siguiente, me he puesto a escribir en mi diario, luego iré a la cama a leer hasta caer dormida. La verdad es que parece que he hecho muchas cosas, pero no se me ha hecho cansado. Bueno, hasta mañana diario.

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